Author: Claudia M. Elsig, MD
La interrelación entre mente y cuerpo fascina desde hace mucho tiempo. En la antigua Grecia, Aristóteles observó que las emociones afectan al cuerpo, y el médico griego Hipócrates se mantuvo firme en la creencia de que las enfermedades mentales eran el resultado de causas naturales, y no sobrenaturales como se creía ampliamente en aquella época.
En las últimas décadas, se han observado con mayor intensidad las correlaciones entre los conflictos psicológicos, los rasgos de personalidad y las enfermedades somáticas*.1 En la literatura científica se reconocen ahora los vínculos entre las emociones reprimidas y los problemas de salud física sin duda alguna. En general, se acepta mucho más una visión holística del individuo. En muchas disciplinas sanitarias alternativas, la salud emocional se sitúa al mismo nivel que la física.
La bioquímica explica cómo las emociones comparten vínculos bioquímicos reales con los sistemas nervioso, endocrino, inmunitario y digestivo. Sabemos, por ejemplo, que el miedo eleva los niveles de cortisol, y que la activación recurrente y persistente de este mecanismo de supervivencia repercute negativamente en la salud.2
La regulación eficaz de las emociones nos ayuda a desenvolvernos en la vida cotidiana moderna, pero ¿qué ocurre cuando las emociones se suprimen?
¿Qué es la supresión emocional?
Las emociones, o estados psicológicos, son nuestras respuestas naturales al mundo que nos rodea. Entre los distintos tipos de emociones están la alegría, la tristeza, la sorpresa, el desprecio, la ira, el miedo y el asco. Hay muchos estados emocionales diferentes por los que pasamos a lo largo del día.
Las investigaciones científicas han descubierto 27 variedades de experiencias emocionales.3 Pero no solemos expresar plenamente todas las emociones que sentimos. Solemos regularnos a la baja, cambiamos o incluso suprimimos por completo los sentimientos.
La supresión emocional se produce cuando apartamos de nuestra mente pensamientos y sentimientos incómodos. La gente lo hace de diversas maneras, desde distraerse (por ejemplo, viendo la televisión) o adormecerse (con drogas y alcohol), hasta comer en exceso o limitar la ingesta de alimentos. Otras veces, se canalizan las emociones fuertes a través de la actividad física (por ejemplo, boxear, correr o ir al gimnasio). Centrar la mente en otra cosa nos ayuda a olvidar lo que nos está pasando por dentro.
Está demostrado que reevaluar las emociones puede ser positivo4. Pero la regulación de las emociones no pretende eliminarlas de nuestras vidas, sino utilizarlas de forma flexible e inteligente. Esto es, hasta cierto punto, esencial. ¡Imagine si actuáramos sin pensar cuando nos enfadamos! Probablemente tendríamos consecuencias muchas negativas en las relaciones de casa y del trabajo. Reevaluar significa que suprimimos temporalmente los sentimientos, pero procesamos los pensamientos más tarde. Cuando no revisitamos los sentimientos (es decir, los suprimimos) estamos ante la supresión emocional.
Las emociones reprimidas son las que no se procesan y quedan relegadas al subconsciente. Suelen estar relacionadas con experiencias traumáticas de la infancia. Si los niños sufren un trauma y no se les da el espacio y la atención necesarios para procesar sus sentimientos, o si se les avergüenza o se les dice que están equivocados por expresarse, las emociones se reprimen crónicamente.
Y lo que es más importante, si las emociones se reprimen, los sentimientos seguirán existiendo.
¿Por qué reprimimos las emociones?
Hay muchas razones por las que las personas reprimen sus emociones. Puede ser para evitar algún sentimiento fuerte o intenso que se considera socialmente inaceptable, o para sustituir un sentimiento incómodo por otro más aceptable. Estamos condicionados por las expectativas de otras personas en nuestras vidas. La ansiedad y la depresión suelen desarrollarse a causa del abuso narcisista. Las víctimas de traumas suelen considerar que las experiencias pasadas son demasiado difíciles de procesar, o directamente les dicen que no lo hagan.
La supresión o inhibición emocional es una necesidad para la mayoría de las personas, a veces nos permite sobrellevar la situación. Por ejemplo, se espera que la gente no se pase el día llorando de tristeza en el trabajo. La sociedad moderna exige que reprimamos las emociones. Debemos tapar los sentimientos para poder rendir, ya sea en el trabajo o para sobrevivir en una familia disfuncional. En los espacios públicos se espera que actuemos con respeto. Gritar de rabia está mal visto y la mayoría de la gente no tiene las herramientas o la confianza para expresar la rabia de otra manera.
Así pues, reprimimos las emociones para hacer frente a la situación, para conformarnos, porque nos lo dicen, para sobrevivir, porque nos avergüenzan o porque un trauma es demasiado doloroso de procesar.
¿Qué ocurre con las emociones reprimidas?
Es bien sabido que reprimir las emociones tiene un impacto fisiológico en el cuerpo. La mayoría de las veces es a corto plazo y no causa problemas duraderos. Pero a largo plazo, la supresión continua de las emociones puede tener efectos físicos y psicológicos perjudiciales.
Si alguna vez le han dado un masaje profundo, sabrá que el estrés puede manifestarse tensando los músculos. Las emociones reprimidas permanecen en el cuerpo. Los efectos de las emociones reprimidas son ansiedad, depresión u otras enfermedades relacionadas con el estrés. Esta supresión puede conducir al abuso de alcohol y sustancias. (Lea más sobre la relación entre el trauma infantil y la adicción aquí).
Las personas suelen reprimir lo que perciben como emociones «negativas» para evitar la angustia. Pero la supresión emocional continua requiere esfuerzo y, con el tiempo, este «esfuerzo» puede pasar factura. El esfuerzo aumenta la actividad del sistema nervioso simpático, lo que puede tener consecuencias nocivas.
Existen investigaciones que demuestran que reprimir las emociones puede hacer que las personas se vuelvan más agresivas.5 Los estudios también demuestran que la supresión esforzada de las emociones negativas tiene consecuencias inmediatas y retardadas en la reactividad cardiovascular inducida por el estrés.6
Las pruebas de la relación entre la supresión emocional y la mortalidad aparecieron por primera vez en un estudio de cohorte yugoslavo realizado en 1970 por Grossarth-Maticeck.7 La desesperanza persistente se asoció de forma independiente con el cáncer, y la ira con las enfermedades cardiacas.
Otro estudio sobre la supresión de emociones y el riesgo de mortalidad durante 12 años de seguimiento concluyó que la supresión de emociones puede provocar el riesgo de tener una muerte más temprana, incluida la muerte por cáncer.8
Las emociones fuertes como los celos, el miedo, la ira, la culpa o los remordimientos, si se reprimen, pueden tener graves consecuencias.
El camino hacia la recuperación en CALDA
Cualquier persona puede llegar a un punto en su vida en el que parezca que ya no puede seguir adelante o se enfrente a grandes retos. Experiencias traumáticas de la infancia, pérdidas, separaciones, abusos psicológicos o físicos, así como el estrés crónico, todos pueden ser motivos para desarrollar miedos, depresión, agotamiento, adicciones o trastornos alimentarios. El resultado pueden ser trastornos del sueño, flashbacks, problemas de peso y graves riesgos para la salud. Dado que la vergüenza, la culpa y la impotencia son difíciles de soportar, en muchas ocasiones se recurre a sustancias adictivas como el alcohol, las pastillas y las drogas para suprimir emociones y pensamientos dolorosos.
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Fuentes de referencia:
- Martin M J. Nov 1978. Psychosomatics, Vol 19 Issue 11 Pages 697-70. Psychosomatic medicine: A brief history
- Harvard Health Publishing. 6 Jul 2020. Understanding the stress response
- Cowen A S and Keltner D. 2017. PNAS September 19, 2017 114 (38). Self-report captures 27 distinct categories of emotion bridged by continuous gradients
- Llewellyn N et al. Aug 2013. Emotion. Reappraisal and Suppression Mediate the Contribution of Regulatory Focus to Anxiety in Healthy Adults.
- Science Daily. 24 Mar 2011. Psychologists find the meaning of aggression: ‘Monty Python’ scene helps research
- Quartana P and Burns J. Sep 2010. Emotion suppression affects cardiovascular responses to initial and subsequent laboratory stressors
- Grossarth-Maticek R et al. Journal of Psychosomatic Research. 1985;29(2):167-76, Psychosocial factors as strong predictors of mortality from cancer, ischaemic heart disease and stroke: the Yugoslav prospective study
- Chapman B P et al. J Psychosom Res. Oct 2013 Oct; 75(4): 381–385. Emotion Suppression and Mortality Risk Over a 12-Year Follow-up