La gama de tratamientos para el envejecimiento
«Envejecer, pero seguir sintiéndonos jóvenes». Es lo que todos queremos.
Todos envejecemos y los años dejan su huella de alguna manera. Nadie se libra y menos los que están en el ojo público o en el mundo del espectáculo, sometidos a una inmensa presión a medida que envejecen.
Confesémoslo: nuestra sociedad devalúa a las personas que acumulan muchos años y las discrimina negativamente; de repente ya no nos resultan “atractivas” o creemos que “no están a la altura”. Por supuesto, existen remedios para reducir los signos del envejecimiento, como los cosméticos o la cirugía estética.
Sin embargo, estos remedios ayudan poco – y solo a nivel externo. Cuando las reglas del juego cambian, nos descartan para ciertos trabajos, nuestro cónyuge empieza a buscar a alguien más joven o dejamos de tener el control sobre las situaciones cotidianas, ahí nos damos cuenta de verdad de lo mucho que el envejecimiento perjudica nuestra calidad de vida, llevándonos incluso a la depresión.
Cosas que hay que tener en cuenta
- La obsesión por aferrarse a la juventud
- La vergüenza
- Disminución de la autoestima
- Miedo a la pérdida
¿Qué ocurre realmente cuando envejecemos?
Por supuesto, el envejecimiento en sí no es una enfermedad. Aunque es un proceso natural que nos afecta a todos, se desconocen aún los motivos exactos por los que las personas experimentan cada uno de los cambios. No cabe duda de que un factor esencial del envejecimiento es que las células del cuerpo pierden gradualmente su capacidad de dividirse.
Cuando la división celular se ralentiza, se forman menos células nuevas. Esto significa que los daños diarios en nuestro cuerpo, causados por agentes internos o externos, resultan cada vez más difíciles de reparar. Por lo tanto, el aspecto y las funciones vitales, especialmente las de los órganos, se deterioran cada vez más.
¿Qué sucede realmente cuando envejecemos?
El envejecimiento se manifiesta a través de una serie de cambios internos y externos en el cuerpo. Los síntomas más significativos del envejecimiento son:
- La piel
Los primeros signos de envejecimiento se hacen sobre todo visibles en la piel. A partir de los treinta años, la piel se vuelve gradualmente más fina y seca y pierde su elasticidad. Al principio, solo aparecen finas líneas de expresión. Después, arrugas más o menos pronunciadas. Además, la distribución de la pigmentación en la piel cambia y se forman cada vez más manchas de pigmentación oscuras y propias de la edad, especialmente en las zonas más expuestas al sol.
- Ojos y orejas
A partir de los 40 años, la elasticidad del cristalino disminuye tanto que la visión de cerca (es decir, la lectura, el trabajo con pantallas, etc.) se vuelve cada vez más difícil. Por ello, casi todas las personas mayores de 40 años necesitan gafas para compensar esta pérdida de función del cristalino. La audición también se deteriora con la edad. En primer lugar, los tonos más altos empiezan a desaparecer. Especialmente si hay mucho ruido de fondo, resulta cada vez más difícil seguir una conversación. Los daños auditivos anteriores causados por el ruido se hacen ahora más perceptibles.
- Los vasos sanguíneos
Con los años, los vasos sanguíneos también cambian. Por un lado, pierden elasticidad y ya no pueden expandirse tan fácilmente cuando aumenta el flujo sanguíneo. Los materiales de desecho de la sangre (placa) se acumulan gradualmente en el interior de las paredes de los vasos y reducen su diámetro. El estrechamiento resultante de los vasos sanguíneos se denomina arteriosclerosis. Además, por un lado, se reduce el flujo sanguíneo a los órganos posteriores y, por otro, aumenta la presión arterial. Como consecuencia, aumenta el riesgo de infarto y de accidente cerebrovascular.
- Huesos y articulaciones
Cuando, alrededor de los 50 años, los niveles de estrógeno descienden bruscamente en las mujeres después de la menopausia, esto también afecta a la estructura ósea. Los huesos se vuelven más porosos y frágiles y puede aparecer la osteoporosis. Los hombres también pueden desarrollar osteoporosis. Sin embargo, gracias a la disminución mucho más lenta de la testosterona, la degradación es mucho más gradual. Además de los huesos, el tejido cartilaginoso de las articulaciones también se vuelve más fino y frágil, por lo que puede producirse un mayor desgaste y dolorosas restricciones de movimiento. A partir de los 30 años, sin un entrenamiento específico, la proporción de masa muscular también disminuye gradualmente, mientras que el tejido graso aumenta.
- Digestión, metabolismo y sistema inmunitario
Con la edad, la tasa metabólica basal también disminuye. Esto significa que el cuerpo necesita cada vez menos calorías y, si se mantiene la misma ingesta energética, se gana peso. Los nutrientes ya no se absorben eficazmente a través de los intestinos, lo que puede llevar a una deficiencia no detectada. El sistema inmunitario se vuelve más lento. Esto facilita la aparición de infecciones, enfermedades autoinmunes, tumores y cánceres. Además, las heridas tardan más en curarse.
- La comprensión y el cerebro
Por último, pero no menos importante, la eficiencia del cerebro también disminuye con el aumento de la edad. Esto puede provocar problemas de atención y concentración. La capacidad de memoria a corto plazo disminuye y aumentan los casos de olvido.
Manténgase naturalmente bello y envejezca de forma saludable.
El envejecimiento en sí mismo no puede detenerse, pero los efectos negativos de la edad sobre el aspecto y la salud pueden retrasarse y mitigarse considerablemente. Hoy sabemos que, además de la predisposición genética, hay otros factores que influyen en el proceso de envejecimiento. Si se actúa sobre ellos, se puede alcanzar una edad biológica muy inferior a la cronológica.
Factores que influyen en el envejecimiento
Los gerontólogos creen que los genes solo determinan entre el 25 y el 30 por ciento de nuestra edad. Las influencias externas, vinculadas a nuestro estilo de vida y nuestro comportamiento, tienen una influencia mucho mayor en el proceso de envejecimiento:
- La dieta
Quien quiera mantenerse joven el mayor tiempo posible, debe seguir una dieta sana y equilibrada que aporte al organismo todos los nutrientes y sustancias vitales necesarios. También es importante que el contenido calórico se adapte a las necesidades individuales para evitar el aumento de peso. El sobrepeso aumenta la probabilidad de contraer muchas enfermedades y hace que el cuerpo envejezca más rápidamente.
- Alcohol y cigarrillos
El alcohol y la nicotina son toxinas celulares y se ha demostrado que favorecen el envejecimiento prematuro. Por lo tanto, el alcohol solo debe consumirse con moderación y el tabaco debe evitarse por completo.
- Movimiento
El ejercicio regular estimula el metabolismo, lubrica las articulaciones, fortalece los músculos y aumenta el consumo de calorías.
- Factores medioambientales
Los baños de sol frecuentes y prolongados tienen un efecto muy negativo en el proceso de envejecimiento y son especialmente perjudiciales para la piel. La alta exposición a los rayos UV favorece el envejecimiento de la piel, provoca arrugas prematuras y aumenta el riesgo de cáncer de piel. Otros contaminantes ambientales, como los gases de escape en el aire o las toxinas ambientales de los plásticos, pesticidas, etc., también dañan las células. Por lo tanto, hay que evitarlos en la medida de lo posible.
- El estrés
Un factor especialmente importante para mantener la juventud es evitar el estrés. El estrés negativo, especialmente el de larga duración, no solo sienta mal, sino que también se ha demostrado que envejece las células más rápidamente. Además, el estrés debilita el sistema inmunológico, por lo que muchas enfermedades, como los problemas cardíacos, también pueden desarrollarse más fácilmente. La gestión eficaz del estrés, el equilibrio sostenible y la satisfacción interior son, por tanto, factores esenciales para mantenerse joven, resistente y productivo durante más tiempo.
Por lo tanto, envejecer mejor combina la belleza exterior con la salud interior y solo funciona de forma holística.
En principio, pues, todos disponemos de la clave para mantener una edad biológica joven, muy por debajo de nuestra edad cronológica. Sin embargo, esto requiere pautas muy disciplinadas a largo plazo, que en muchos casos exigen un cambio integral del estilo de vida. Llevarlas a la práctica por nuestra cuenta y sin apoyo profesional, no resulta fácil.
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